viernes, 31 de agosto de 2012

"Gusto por los contrastes"


Me gustan los contrastes, mezclar algo amargo con algo dulce

Me gusta que a la vuelta de la esquina, la rutina diaria se quiebre en una sorpresa

Me gustan canciones que hablan de amor a pesar de que haya habido crisis

Me gusta que la vida no esté cuajada solamente de buenos muy buenos, ni de ricos muy ricos, ni de guapos muy guapos

Me gusta que llueva y que no todo sea sol y sol y sol

Me gusta lo absoluto de los nombres sin diminutivo y la caricia del diminutivo para lo que queremos

Me gusta este silencio de las doce y media de la noche tras el bullicio de las doce del mediodía

Me gusta ver tanta gente distinta por aquí


miércoles, 29 de agosto de 2012

RESCOLDOS DE VERANO. HAIKÚS



 HAIKÚS

VIENTO DE OTOÑO
comienza el largo día 
a renovarnos.

NIÑOS PREPARAN
los blocs y los cuadernos,
papá los forra.

LA GUARDERÍA
su Ángel de la Guarda
aguarda peques.

PAPÁ DE AGOSTO
abanica de noche
calor de Ángel

                                         (Para los papás recientes)

TORNASOL.

martes, 28 de agosto de 2012

Reflexiones

Navegan los pesares
entre el aire leve temprano.

No hay nubes esta vez, ni lluvia que asome
ni viento repentino
solo el gris humo de los errores.

Si con soplar pudiera expulsarlos...
Si fueran solo sueño y no reales 

¿Mañana, cuando amanezca?
Nadaré entre la realidad de la rutina
El pasado no existe
Espero ver un cielo limpio en el estío.


Sagrario

sábado, 4 de agosto de 2012

VERANEAR.

TARDES DE AGOSTO.-
            La terraza de la tarde. Una música marchosa con la canción del verano que comienza a sonar. De la gasolinera de la esquina nos llega otra melodía más lenta, como si el aire del sur la arrastrase hacia nuestra mesa y sus notas se adentraran  cadenciosas, sensuales en nuestros sentidos y en las copas de bitter con hielo y limón.
            Los ojos de dos gatos diferentes y juguetones nos atraviesan hipnotizándonos con sus andares de faraones.


Sus bigotillos se estiran y encogen, percibiendo desde la distancia el aperitivo de gulas con picante. La madre nacarada y de tonos grisaceos, espectante, medio oculta, les sigue en silencio, en puntillas, en complicidad, en forma, Se desliza invisible, como si una presa que podría ser un ave distraída, la ignorase entre los setos; pero no, sólo pretende espiar a los hijos, estar alerta y  brincar, por si  un peligro acechase en la carretera, o una ingenua pelea les enemistase.
            Frenan cerca varios coches a llenar el depósito. Cada cual con una música distinta que se escapa por la ventanilla abierta.
            El bitter se acaba. Queda hielo en el fondo. Sonidos heterogéneos confunden nuestra casi concluida conversación. Despega un planeador del aeródromo cercano que roza casi el emparrado de la terraza. Viaja rápido entre las nubes bajas y el viento, compositor de otra música de silbidos.
            Antes de marcharnos, decimos adios con la mano en alto al planeador que sube, sube, sube, desaparece.

Tornasol