martes, 10 de noviembre de 2015

NOVIEMBRE


          NOVIEMBRE.-

                                     Noviembre siempre me ha parecido un mes prestado, triste. Primero llegan Todos los Santos, flores de cementerio, arreglo y limpieza de tumbas, idas y venidas al camposanto para que la familia ausente se entere de que la seguimos añorando, como si no supieran que los latidos de nuestros corazones palpitan para ellos y por ellos. Carreteras colapsadas, cumpliendo el ritual como una letanía año tras año; accidentes de coches que, a veces, multiplican la desgracia que, ya de por sí, supone la pérdida del difunto querido. Rememoramos de nuevo al día siguiente, a tantos familiares que se marcharon sin una explicación convincente, ni una respuesta de consuelo por su adios inesperado.  Cualquier día y en cualquier momento, de cualquier mes del año, sería el idóneo para mirar hacia arriba tras el sendero azul, y decir: "Te quiero, madre. Echo de menos todos los días, tus caricias"  O tal vez, "Te quiero, amigo, ¿te acuerdas cuando me ganabas al mus?  O quizás, "Te quiero, amor. Miro tu fotografía y cada vez me pareces más hermosa"  Todo en privado, en la intimidad, con una oración, con una sonrisa de nostalgia, con unas flores blancas en un jarrón de barro.
          Las tradiciones son así: fechas exactas, que no admiten días de retraso ni cambio de número en el calendario.

Maribel. Tornasol