Saxofón, Razón, Dación, Botón, Expropiación
El Club de
Romerales
Romerales, abogado cincuentón y soltero, gustaba de tocar el
saxofón los martes y jueves en un club de jazz. Muchos de sus amigos y
clientes iban allí porque algunas consumiciones les salían
gratis. El Club era suyo, y lo montó para tocar música y para hacer allí sus
inefables y provechosos business. A
Julián, le defendió con éxito en el
pleito de la expropiación, y desde entonces, los cuantiosos millones que
obtuvieron con razón del Estado, los dilapidaban
generosamente con mujeres a las que incluso se llegaban a intercambiar.
A las cuatro de la mañana, cargados de copas, Julián se
levantó como un resorte sorprendido por la forma en la que Lucia le había apretado su botón, y con el dolor
contenido, pidió a Romerales que le
explicara como la iba a defender al día siguiente en el
Juzgado mediante la Dación.
Cuando leo este apellido, Romerales, me acuerdo de los chistes de Forges. El micro empieza bien aunque luego da la sensación de que se queda en suspenso al terminar, sin cerrarlo. Suerte.
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