Una noche entre miles de
noches
Arriba está la luna, siempre creo que me observa,
y el brillo de las estrellas parece acompañarme siempre.
Abajo estoy yo, un cuerpo menudo en el silencio de
la noche
El Universo que nos rodea es aparentemente el
mismo de siempre, pero no es así
Y seguimos aquí, partículas elementales frente a
sus dimensiones.
A veces, recorremos millas y kilómetros, durante
horas y más de una vida.
Aromas, pasión, paz
Tengo el cerebro minusválido y tranquilo esta
noche suave.
Ternura, sonrisas, luz y sombra
Miro la última caja donde trajimos algunas cosas
cuando nos mudamos. La veo rota de vieja que está. Pero al verla revivo el antes y después, las
personas que antes estaban conmigo y las que están ahora, los hábitos
cambiados, los distintos escenarios, los modos de vivir, estar, vestir,
divertirse. Pero, en esencia, casi la misma forma de ser.
Esfuerzo y tesón. Amistad y lealtad.
En la noche callada resurgen aún, disueltos en el
sueño profundo, sentimientos ásperos que no nos dejan libres.
Arriba sigue estando mi luna, la de siempre, y mil
y mil y mil estrellas.
Dormir en paz. Cariño, reposo.
Sagrario Merino Domínguez (finales de julio 2013)
Hola: Es un relato, más bien unas reflexiones con un regusto triste y evocador, aunque el firmamento parece que se encarga de inventar nuevos sueños y esperanzas para ese admirador de los astros que confía en su tesón y fuerza. Guarda cierta melancolía, pero a la vez un ánimo muy positivo. Muy onírico, Sagrario. Besos.
ResponderEliminarTornasol