jueves, 31 de mayo de 2012

PRIMAVERA.

          TERMINA MAYO.  Como cada año, cuando los atardeceres se visten de oscuro mucho después, y las madres de los niños recogen la pala y el cubo en el parque del barrio, aún de día, termina mayo.
          Flores variadas, atestiguando que la naturaleza es en technicolor; pájaros cantores trinándole al viento y al mundo  que la música todavía existe, que existe Mozart y Chopin y Paganini; tiestos de cardos verdes y carmesí porque hasta los cardos tienen algo bueno; las primeras blusas veraniegas tendidas en la corrala de enfrente; las cortas minifaldas sin leotardos debajo; hacen footing a pleno sol, señores ya entraditos en años con el torso desnudo y cremoso;  a la sombra, se ve a los enamorados en el banco del Retiro, que comprueban si sus besos son más dulces y firmes que los de enero o febrero, escondidos tras la bufanda de angorina; conversaciones animadas de las señoras de más de cincuenta que han estrenado rostros menos blancos y ojerosos para exhibirlos con la sonrisa del aperitivo; la paloma y el palomo  que tienen envidia de los novios y se hacen arrumacos sin pudor. Eso y mucho más se ve cuando termina mayo, que antes culminaba con la imagen de ángeles blancos vestidos de Primera Comunión. Acaba de salir de esa  iglesia una niña de organdil. Se ha santiguado y ha mirado un recordatorio de su pequeño libro de nácar. Hay que fotografiarla. Una imagen poco común. Casi todo cambia en mayo.

Tornasol.

2 comentarios:

  1. ¡Que bobito Maribel!. Hay tanta ternura en tu relato que, emociona leerlo. Mucha sensibilidad expreada con precisión y acierto. Por cierto que, a mi siempre me ha gustado mucho mayo. Debe ser porque en ese mes nací..

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    1. ¡¡¡FELICIDADES!!! ATRASADAS. tAMBIÉN POR TU RELATO DE HUMOR, me he reido mucho con tanta faena doméstica. Abrazos.

      Tornasol

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